Un estudio de eficiencia energética comienza con una auditoría energética en la que se recopilan y analizan datos sobre el consumo de energía de la planta. Esto incluye la evaluación de máquinas, equipos, sistemas de iluminación, calefacción, ventilación, y aire acondicionado. Se identifican las áreas de mayor consumo y se evalúan las prácticas operativas. Luego, se proponen medidas para mejorar la eficiencia, como la actualización tecnológica, la optimización de procesos, y la implementación de sistemas de gestión energética. Finalmente, se realiza una estimación de los ahorros potenciales y se establece un plan de acción.

La industria energética está siendo transformada por varias tecnologías innovadoras, incluyendo la inteligencia artificial y el aprendizaje automático para la optimización de la red y la gestión de la demanda, la Internet de las Cosas (IoT) para el monitoreo y control en tiempo real de los sistemas energéticos, la energía solar fotovoltaica y la eólica como fuentes renovables líderes, y el almacenamiento de energía en baterías para mejorar la eficiencia y la fiabilidad de las redes eléctricas. Estas tecnologías están facilitando la transición hacia sistemas energéticos más sostenibles, eficientes y flexibles.